Las metas son para perdedores

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Estoy aburrido de todos estos libros, videos, artículos que lo único que hablan es de “fíjate tus metas” y de ahí te dicen que tienes que lograrlo de alguna forma. Todo lo que he logrado -que tampoco es mucho- no ha sido por objetivos que me haya definido. De hecho, creo que nunca he podido lograr una meta específica que me haya propuesto. Quizás soy un fracasado que no logra sus objetivos, pero creo que somos muchos los que nos ha pasado esto.

La realidad es que cuando te fijas una meta estas atrapado con ese compromiso, tienes una fijación con ese resultado, y lo más probable es que no lo logres. La mayoría de las metas no son logrables. Digamos que tu meta es ganar un millón de dólares, o ganar una maratón, o una casa gigante. Probablemente esta fuera del alcance de tus posibilidades hoy en día. Y que pasa cuando no logras tu meta, te sientes como un fracaso. Y lo más probable es que lograr esa meta ni siquiera te haga feliz.

A fines de los 90, Internet creo miles de millonarios -y varios billonarios (con una B sí)- en Silicon Valley. Muchos emprendedores que lograron salirse del negocio antes de que estallará la burbuja del dotcom, se encuentran en una posición de no tener que trabajar nunca más en su vida. Para los millonarios con una buena planificación financiera, les significa una vida acomodada y la libertad de hacer lo que quisieran. Para los billonarios, extravagancias, helicópteros, mega mansiones y nuevos Mustang todos los días ni siquiera rasguñan la cantidad de dinero en sus manos. Estos billonarios pueden gastar todo lo que se imaginan y aún tienen suficiente para vivir por miles de años. Esto cambia rotundamente su filosofía del dinero.  Con todo su dinero pueden tener todo lo que quisieran y más. Tanto dinero que ya no tienen nada que probarle a nadie.

Y muchos de ellos están totalmente deprimidos.

No pienses que lograr esa gran meta que tienes te va a hacer instantáneamente feliz o satisfecho con tu vida.

Tiempos Complejos

Podríamos asumir que fijarse metas era perfectamente razonable hace cientos de años. Si eras un granjero, y te ponías como meta despejar diez hectáreas antes del invierno para sembrar más trigo, era casi una certeza que tendrías más cosecha al final de la temporada. Despejar diez hectáreas era una buena meta para su operación y hacía todo el sentido enfocarse a esa meta.

Pero adelantémonos al presente. Son tiempos modernos. Hay probablemente más tecnología, más complejidad en tu bolsillo, ahora mismo en tu celular, que el granjero en toda su operación de toda su vida. Hoy en día, si estas enfocado en una cosa por más de un minuto y medio, hay una buena probabilidad que esa cosa ya no valga la pena tenerlo. Hay gente que va a la universidad por títulos que no significarán nada en unos cuatro o cinco años cuando terminen. Entonces vemos que hay gente que hace planes con un foco claro, en un mundo que ya no soporta un camino definido a nada. No puedes predecir el futuro. Cuando fijas una meta, caminas directo a esta y la alcanzas, hay una gran posibilidad que te des cuenta que había cinco otras metas que eran mucho mejores que esta, porque aparecieron mientras estabas enfocado en tu meta. Si no mantienes tu ojo en todo lo que te rodea, si no juegas a tus probabilidades y si eliges una meta gigante como tu forma de ir por la vida, vas a sentir que estas siempre fracasando. No solo si fallas en lograr tu meta, sino todo el camino al llegar a tu objetivo.

Digamos que tu meta es obtener el trabajo de tu jefe, un objetivo muy común. Eso es tonto. El trabajo de tu jefe es tan solo una de las tantas cosas mejores que podrías estar haciendo. Y las probabilidades son que hay cosas mucho mejores que eso. El trabajo del jefe de tu jefe, por ejemplo. ¿Qué haces para lograr eso? Quizás trabajo en otra empresa. Quizás un movimiento lateral para estar en un mejor lugar que te permitirá después saltar más arriba. Entonces, si mantienes el foco inicial, te das la oportunidad de fracasar y te cierras a otras oportunidades.

Vivimos en un mundo dinámico y cambiante. Estamos continuamente siendo bombardeados con información. Tu situación actual puede que cambie rotundamente de aquí a uno o dos años. Puede que cambies de trabajo, de relación, de país. Puede que tu forma de pensar cambie también. Quizás descubres aspectos que son mucho más importantes para ti de lo que pensabas. Tu vida como la conoces está en movimiento siempre. Entonces, cómo puedes esperar que la meta que te fijas hoy es la misma meta que quieres en el futuro. Probablemente este objetivo ni siquiera sea relevante en un año. O quizás pasa a ser imposible de lograr.

Todo este tiempo perdido en fijar metas que no vas a lograr o dejan de ser importantes. Tiene que haber una mejor forma, ¿o no?

Sistemas vs Metas

Las metas son para perdedores. Eso es literalmente verdad la mayor parte del tiempo. Por ejemplo, si tu meta es perder 5 kilos, pasarás todo momento hasta que alcances tu objetivo -si siquiera la alcanzas- sintiéndote inferior a tu meta. Si eliges una gran meta como tu forma de ir por la vida, vas a sentir que estas siempre fracasando. No solo si fallas en lograr tu meta, sino todo el camino al llegar a tu objetivo. En otras palabras, personas orientadas a objetivos existen en un estado de fracaso casi continuo que esperan sea temporal. Ese sentimiento te desgasta. Con el tiempo, se convierte pesado e incómodo. Puede que incluso te afecte a otras áreas de tu vida.

Si logras una meta, celebras y te sientes genial, pero solo hasta que te das cuenta que perdiste lo que te daba propósito y dirección. Tus opciones son sentirte vacío y miserable, quizás disfrutando los resultados de tu éxito hasta que te aburra, o fijarte nuevas metas y reentrar a este ciclo permanente de fracaso pre-éxito.

En vez de fijarte objetivos, fíjate sistemas. Sí, sí sé que podrías decir que todo sistema tiene una meta o un objetivo, por muy vago que sea. Y eso sería verdad de cierta forma. Y podrías decir que todos los que persiguen una meta tienen algún tipo de sistema para llegar a este, sea expresado o no. Lo importante acá es que considerar metas y sistemas como conceptos muy distintos tiene ventajas. Personas orientadas al objetivo existen en un estado de fracaso pre-éxito continuo en el mejor de los casos, y de fracaso permanente si nunca se llega al resultado. En cambio, personas con sistemas triunfan cada vez que aplican sus sistemas, en el sentido que hicieron lo que tenían intencionado hacer. Las personas con metas pelean el sentimiento de desaliento en cada vuelta. Las personas con sistemas se sienten bien cada vez que aplican sus sistemas. Esta es una gran diferente en términos de mantener tu energía personal en la dirección correcta.

Scott Adams le dice el modelo sistema-versus-metas y puede aplicarse a cualquier esfuerzo humano. En el mundo de las dietas, perder 10 kilos es una meta, pero comer de buena forma es un sistema. En temas de ejercicio, correr una maratón en menos de cuatro horas es una meta, pero ejercitarse a diario es un sistema. En negocios, ganar un millón de dólares es una meta, pero ser un emprendedor serial es un sistema.

Para que quede claro, digamos que una meta es un objetivo específico que ya sea logras o no en algún momento del futuro. Un sistema es algo que haces en forma regular que incrementa tus posibilidades de felicidad en el largo plazo. Si haces algo cada día, es un sistema. Si estas esperando lograrlo algún día en el futuro, es una meta.

No te quedes metido en la semántica. Sé que quizás pienses qué ejercicio todos los días suena como una meta. La definición común de meta permite de todas formas esa interpretación. Para nuestro propósito, acordemos que las metas son situaciones del tipo lo-alcance-y-estoy-listo, mientras que los sistemas son algo que haces de forma regular con expectaciones razonables que al hacerlo te dejará en un mejor lugar en el futuro. Los sistemas no tienen fecha límite, y en cualquier día probablemente no puedes decir si te estás moviendo por la dirección correcta.

Si estudias a la gente aparentemente exitosa, verás que la mayoría sigue sistemas, no metas. Cuando personas orientadas al objetivo tienen grandes logros, aparece en las noticias y se convierte en una historia interesante. Eso te da una mirada distorsionada de que tan seguido personas orientadas al objetivo triunfan. Cuando aplicas tu propio filtro a la idea que sistemas son mejor que metas, considera las personas que conoces personalmente. Si conoces personas muy exitosas, hazles algunas preguntas indagatorias sobre cómo llegaron donde están ahora. Creo que encontrarás un sistema al fondo de todo, y a veces algo que aparentemente es suerte.

Consideremos el caso de Warren Buffet. Su sistema de invertir -simplificándolo enormemente- involucra comprar empresas infravaloradas y mantenerlas por siempre, o al menos hasta que pase algún cambio mayor. Ese sistema ha resultado exitoso por décadas. Compáralo con inversionistas individuales que compran una acción porque esperan que aumente un 20% el próximo año; esa es una meta, no un sistema. Y cómo no, inversionistas individuales generalmente obtienen peores retornos que el promedio de mercado.

Veamos un ejemplo más cercano para algunos. Yo fui de esos en el colegio que nunca estudiaba y obtenía buenas notas. Logré pasar todo el colegio esforzándome al mínimo, mientras veía compañeros estudiando constantemente. Una vez que entré a la universidad, me vi en la situación que el nivel de dificultad aumentó 10 veces a lo acostumbrado. Ya no podía esforzarme al mínimo y obtener nota decente, ni siquiera me alcanzaba para indecente. Esto contrario a amigos que aprendieron a estudiar en el colegio. Ellos inadvertidamente crearon un sistema que les permitía estudiar constantemente y triunfar en la parte académica, mientras que yo la sufrí enormemente. Sin sistema tuve que crear rápidamente uno sino quedaría de lado.

Con un sistema estas continuamente viendo formas de mejorar tus posibilidades en algún área favorable que quieras estar. Esta área puede ser negocios, o salud, lo que sea. La gracia de un buen sistema, es que incluso si estás fracasando, aun incrementas tus posibilidades de éxito en otra área e incrementa tu valor como persona.

Yo he iniciado varias empresas que han fallado. Podría decir que mis metas fueron crear un negocio y como fracasaron, yo soy un fracaso. Pero viéndolo como sistema, intentar varias empresas me permitió aprender sobre emprendimiento, entender las fallas comunes de los emprendedores e internalizar los pequeños aspectos de qué hace que un emprendimiento perdure mientras otros fallan. Como ese fue mi sistema, ahora puedo trabajar ayudando a otros emprendedores y soy valorado en lo que hago. Hace 6 años no me vi donde estoy ahora, pero probablemente estoy mucho mejor comparado con otros caminos que podría haber tomado porque mi sistema fue iniciar continuamente nuevas empresas.

Propósitos

Una vez que entendemos la diferencia entre metas y sistemas, queda la pregunta de cómo definir los sistemas. Una primera aproximación sería transformar todas tus metas a su equivalente en sistema. Si bien es mucho mejor tomar ese punto de vista, sigues manteniendo el mismo paradigma. Recuerda que antes mencioné que un sistema es algo que haces en forma regular que incrementa tus posibilidades de felicidad en el largo plazo. Pero cómo podemos saber hoy, lo que nos incrementará la felicidad en el largo plazo. La realidad es que no sabemos, pero si tenemos una idea de nuestra vida ideal hoy en día. Si podemos emular nuestra vida ideal hoy, probablemente cuando nuestro concepto de felicidad cambie, esto no será complicado. James Altucher le llama a esto patrones. Yo prefiero decirles propósitos.

Encuentro que el concepto de propósito está muy manoseado en todos lados. Creo que todos los días me encuentro con imágenes con mensajes motivacionales en redes sociales como “encuentra tu pasión” o “sigue tu propósito”. ¿Qué significa eso? Me parece todo tan alejado de la realidad. Propongo una nueva definición, propósito es un aspecto de tu vida ideal que al llevarlo a la práctica te entrega satisfacción y felicidad. Un propósito no es una meta, sino que es cómo quieres ser en tu vida hoy. Un propósito no es algo que alcanzas y estás listo, sino algo que refuerzas cada día. Y puedes tener varios propósitos. No te preocupes por encontrar el correcto, lo más probable es que vaya cambiando en el tiempo. Pero sostengo que cuando vayas cambiando tus propósitos, siempre será construyendo sobre lo anterior.

Así en vez de enfocarte en lograr una meta, te enfocas en un sistema que siga un patrón o propósito. Quizás quieres siempre aprender cosas nuevas. Una persona orientada a objetivos diría que su meta a un año es saber y certificarse en una nueva disciplina. Pero si te enfocas a sistemas entonces esto cambia a cada día vas a leer un libro que te enseñe algo, o quizás cada semana asistir a tres clases de un curso. Quizás quieres ser agradecido de la vida. Una persona por objetivo se fijaría la meta de llegar a estar satisfecho en todo en su vida, pero un sistema es cada día agradecer lo que tienes y tu situación ya sea para ti o a otra persona.

Los sistemas son tu base de acción para cada día acercarte a tus patrones de vida. Los sistemas te crean la práctica y el momentum de avanzar constantemente. Hace dos años me fije 4 propósitos, que los resumo en Aprender, Compartir, Explorar y Salud (si se te ocurre un verbo que englobe lo que es salud te lo agradezco). Al principio era muy poco lo que vivía mis propósitos. No tenía sistemas por lo que uno que otro día sentía que era fiel a alguno de los patrones, pero nunca consistente ni completo. Pero de a poco me fui fijando sistemas. Ahora aprendo cada día con los libros que leo y los aprendizajes que obtengo de personas que sigo o con quien comparto. Mis sistemas para compartir es algo que estoy trabajando, pero este mismo blog es uno de mis sistemas para compartir. Hace unos días me puse como sistema escribir dos páginas al día con tal de alimentar mi web. Compartir para mi es mucho más, también es ayudar y servir a otros, donde se ve más claro es cuando ayudo a otros emprendedores en etapas iniciales. Explorar puede ser tanto viajar y conocer otros países y lugares. Pero también es dar rienda suelta a mi curiosidad, explorar lugares de mi ciudad o conocer otras culturas. Salud lo refuerzo cada día con ejercicio y comiendo bien.

Mis sistemas de a poco me hacen vivir mis propósitos, un día a la vez.

Fíjate en las metas que tienes actualmente. ¿Por qué quieres lograr eso? ¿Hay algo detrás de esa meta? ¿Hay algún patrón en tus objetivos? Si indagas un poco te darás cuenta que hay un propósito detrás de estas metas. Encuentra el patrón, busca la esencia de cómo quieres vivir. A partir de eso prueba sistemas que te permitan vivir tu propósito día a día, semana a semana.

Olvídate de tus metas, vive tu propósito a partir de sistemas.

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